"Ya que chillar es uno de nuestros hábitos inconscientes podría suponerse que también chilla el auditorio de Josefina. Nos sentimos satisfechos por su arte, y chillamos cuando estamos satisfechos, pero su auditorio no chilla, está mudo, calla como si participara de la ansiada paz de la que nuestro chillar nos aparta. ¿Nos extasía su canto o el solemne silencio que rodea su débil voz?"
Franz Kafka, "Josefina la cantora, o el pueblo de los ratones", recogido en La condena, Alianza, 2001.
Una pregunta sin respuesta; probablemente, una pregunta que se formula a sí mismo todo aquel que escribe poesía.