sábado, 9 de febrero de 2013

Sobre los cerebros

Es sabido que el juez que dictaminó el encarcelamiento indefinido de Antonio Gramsci, el pensador marxista italiano, dijo al terminar la audiencia: "Tenemos que conseguir que ese cerebro deje de pensar". Efectivamente, la muerte de Gramsci en la cárcel confirma que el deseo del juez se cumplió, aunque Antonio llegara a escribir sus mejores líneas entre rejas. La frase es estremecedora y resume una época; una época que tiene sus más trágicos efectos en las ya célebres muertes de Walter Benjamin o Miguel Hernández, que no son sino representativas de la persecución a la que están destinadas las mentes claras y críticas en épocas de predominio de la fuerza. Pero no hay que olvidar que en democracia la mejor arma del poder es el silenciamiento: el enmudecimiento de la palabra que ilumina "otros caminos"; su cometido es sustituir la fuerza bruta por la práctica de tapar bocas con dinero o gritar más alto para ensordecer las voces que no interesa que se oigan.
Esta semana ha salido a la luz una noticia que da qué pensar. Hasta cuándo la sombra de las épocas de violencia se alarga en nuestros días.
Os pasamos aquí la noticia publicada en El País.

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/08/actualidad/1360357128_323009.html

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